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CARLOS M. LUIS
ESPECIAL/EL NUEVO HERALD

31 julio 2011

Ana Albertina Delgado (La Habana, 1963) transita libremente por los confines de su mundo imaginario, en los dibujos que actualmente está exponiendo en Farside Gallery. Los trazos a veces tenues de sus hallazgos, sorprenden nuestra mirada. Porque se trata precisamente de sorprender, como siempre ha ocurrido en las intrincadas fantasías que se le ocurren a los primitivos, a los niños y a esos que solemos llamar lunáticos. En otras palabras: a los verdaderos poetas. Sus dibujos coloreados, o los realizados a tinta, exhiben las aventuras prodigiosas que van transportándola por otras comarcas, creando personajes y animales con la vara mágica de sus lápices. Sabemos que esas visiones obedecen a un subconsciente poblado por arquetipos que tanto le gustaban a Jung mencionar. ¿Y qué son esos arquetipos sino los restos que van quedando de un sueño colectivo que la humanidad ha perdido? Su recuperación (parcial), sólo se encuentra en las manos de poetas como Ana Albertina Delgado, que ha elegido el camino que nos proponen los cuentos infantiles para lograrlo. Pero no nos engañemos: sus cuentos no son inocentes. La lectura de sus dibujos, que uno tras otro despliegan efectos oníricos que producen su contemplación, así lo confirma.


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